Conozco muchas mujeres, conocidas, amigas o pacientes a las que no les gusta el porno. No solo no les gusta; es que les repele, les echa para atrás. No quieren ni verlo. ¿Por qué a las mujeres no les gusta el porno?
A veces mando como parte de la terapia sexual ver imágenes de alguna película porno. Pero ya me cuido de recomendar porno que no sea del común, del mundano, del que tú y yo sabemos.
¿Por qué? Porque no lo van a ver. No lo van ni a intentar.
Antes de nada, me gustaría aclarar algunos puntos:
- No a todas las mujeres les repele el porno. Hay mujeres que les encanta el porno. Así que no hace falta que dejes comentarios del tipo "no generalices", "a mí me encanta"... Si eres de las que le pone ver cómo una chica se asfixia haciendo una felación, o como la penetran mientras hace el pino y ese tipo de cosas... puedes dejar de leer. De verdad, no vamos a estar de acuerdo. Lo que escribo es para el resto de mujeres.
- Hay una diferencia entre ver porno, incluso excitarse, y que realmente te guste. Es decir, podemos ver una escena de porno y que realmente nos active o nos despierte deseo, pero que no nos guste. Hay gente que se pone viendo casi cualquier cosa. Es como ver una escena entre dos mujeres y que te excite. Eso no quiere decir que seas lesbiana. O ver una escena de un trío, pero no se te pasa por la cabeza llevarlo a la práctica.
¿Por qué a las mujeres no les gusta el porno?
El porno convencional, el que yo llamo "del malo"; que a su vez es el que más se consume porque es el que puedes encontrar gratis en internet, encarna un modelo de sexualidad que no nos representa.
Vemos escenas donde el placer sexual femenino brilla por su ausencia. Porque el que vemos es mentira. Donde el sexo gira entorno a uno o varios penes (enormes) y a "agujeros". Sí, sí, agujeros. Porque la importancia de la mujer reside en: boca, vagina, ano. Bueno, y tetas, las tetas también.
El placer sexual es visto solo desde un modelo de dominación del hombre sobre la mujer (no en el rollo de juego erótico BDSM, sino desde el mal rollo). Desde un modelo donde los cuerpos chocan en vez de acariciarse, se escupen en vez de lamerse, juegan a posturas inverosímiles (siempre incomodísimas para la mujer), en vez de buscar el acople y la comodidad. Se penetran desde la distancia, y no desde la cercanía. En penetraciones eternas, gemidos inverosímiles, desde el minuto cero hasta que el hombre descarga (siempre de una manera visible).
En fin, señores.... En definitiva, esto no nos representa. No son las relaciones sexuales que queremos tener.
Andamos un poco confundid@s. Porque, si nos miramos en ese espejo, supongo que nadie se extrañará de que finjamos orgasmos, tengamos falta de deseo y mucho dolor de cabeza, ¿verdad?
Por cierto, que conste que esos penes enormes y esas penetraciones larguísimas tampoco representan a los hombres. ¡Querer imitar eso os trae problemas, chicos!
¿El porno es malo?
Hombre... Hay porno muy, pero que muy malo. Pero lo malo de todo esto es confundir ficción con realidad. Lo malo es pensar que esa es la realidad. Si creemos que esta es la manera que tenemos las mujeres de disfrutar, la natural, la que deseamos, estamos muy, pero que muy equivocados.
Ojo, que a veces nos lo creemos tanto hombres como mujeres. Y a veces esta formula funciona un tiempo, pero luego deja de funcionar. Y otras veces nunca funciona.
Si quitamos esto, ver sexo explícito, que nos guste y nos haga sentir cómodos, puede ser una fantástica manera de estimular el deseo.
Pero...¿Y si quiero ver porno?
Hay un determinado porno más cuidado en cuanto a la forma y el fondo que es llamado Porno para mujeres. Una de las máximas representantes de ello es Erika Lust. A mí no me gusta que se llame porno para mujeres porque creo que representar un cine de sexo explícito que es más real y menos frustrante, nos viene bien a hombres y mujeres. Así que creo que también es una buena opción para los chicos. (Fuente: Huffingtonpost.es)
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