Los trabajadores sexuales suelen tener una relación especial con sus clientes y, debido a su tipo de trabajo, conocen los deseos sexuales más profundos de la gente, incluso los que quizás no se atreven a contarles a su pareja o a sus amigos más íntimos.
La edición estadounidense del HuffPost se ha puesto en contacto con trabajadores sexuales, incluidos dominatrixy escorts, para conocer las fantasías sexuales que más les revelan sus clientes. Este es el resultado:
1. Feminización humillante y forzada
La dominatrix Aleta Cai comenta que a la gran mayoría de sus clientes les interesa la feminización humillante y forzada, por la cual un hombre adopta el papel, los comportamientos y la vestimenta tradicionalmente atribuidos a la mujer, todo bajo las órdenes de la persona dominante.
"Querían ser convertidos en 'nenazas', algo que, por supuesto, es un término denigrante y desempoderante para los hombres considerados afeminados. El proceso implica humillación; el propio nombre indica un proceso de castración. Les pongo sujetador, bragas, a veces los maquillo y les hago caminar con tacones altos", explica.
La dominatrix y escritora Kitty Stryker asegura que también ha tenido varios clientes que le pidieron que los "forzara" a vestirse o a actuar de modos tradicionalmente considerados femeninos, pero prefiere abordarlo desde una perspectiva feminista.
"Como me preocupa mucho el consentimiento, no utilizo la fuerza, sino que animo a estos hombres a que exploren la feminidad y lo que significa para ellos. Al superar las ideas de lo que se consideraba femenino (y al ser una dominatrix punk con botas de combate), he podido poner a prueba sus prejuicios sobre el significado de la masculinidad y ayudar a estos hombres a tener una expresión corporal más equilibrada", expone.
2. Bisexualidad "forzada"
De forma similar, en la bisexualidad "forzada", una actividad por la que la persona con el rol de dominante "obliga" a la persona sumisa (normalmente el hombre) a participar en relaciones sexuales con alguien del mismo sexo, no hay ninguna persona forzada, ya que el cliente y el trabajador sexual ya han negociado previamente las condiciones del acto.
"Tuve muchas peticiones de hombres que querían ser 'forzados' a realizarle sexo oral a otro hombre mientras yo miraba y dirigía la escena. Como miembro del colectivo queer, no organizo ninguna escena en la que los actos sexuales queer se consideren negativos o vergonzosos, así que en lugar de eso, les animaba durante estos actos bisexuales", comenta Kitty Striker.
"Creo que parte del erotismo para los hombres se encuentra en la naturaleza prohibida de las fantasías, ya que muchas veces se les fuerza a encajar en ideales hipermasculinos tóxicos, pero a menudo ni siquiera han considerado que puedan experimentar estas cosas de un modo reafirmante", añade.
El escort y dominante profesional Oz Bigdownunder dice que toma muchas veces el papel de hombre dominante en esta clase de sexo BDSM.
"Un cliente típico puede ser el cliente habitual de una dominatrix que lleva meses o años recurriendo a sus servicios participando en juegos de rol en los que el cliente se imagina escenarios en los que tiene que chupar un pene o recibirlo por el culo. Se llevan juguetes y arneses con consolador hasta que al final se atreven a probarlo de verdad. Muchos de los que encajan en esta descripción afirman no haber estado nunca con otro hombre, pero luego llegan y se nota que tienen mucha experiencia", asegura Bigdownunder.
3. Juegos de rol sexuales
Los juegos de rol sexuales basados en la dinámica de poder, como por ejemplo entre profesor y alumno, entre jefe y empleado o entre doctor y paciente, son fantasías bastante populares. En estos escenarios, Aleta Cai señala que sus clientes varones normalmente buscan que ella desempeñe el papel de mujer autoritaria que abusa de su poder, pero de forma segura.
"La mayoría de estos hombres tenían alguna clase de fijación, tensión o trauma sexual sin resolver con alguna figura autoritaria. ¿Y quién no? También está el hecho del tabú, ya que en la realidad no deberían sentirse atraídos por estas personas que están al mando, de modo que en la fantasía esto se convierte en una mina de oro, ya que el tabú siempre potencia el erotismo", asevera.
4. 'Cuckolding'
El cuckolding es una filia sexual tabú en la que una persona (normalmente un hombre) se excita al ver a su pareja practicando sexo con una persona de fuera de la relación. Los clientes de la escort Hayley Jade le suelen pedir que practique sexo con otro hombre. "Aunque no soy su novia, es una fantasía muy común", afirma.
Como escort varón, Oz Bigdownunder ha participado en las fantasías de cuckolding de otros hombres. Ha practicado sexo con una escort mientras su cliente observaba. A veces el cliente solamente mira, otras veces se masturba y en otras ocasiones quiere participar de algún modo.
"A menudo el cliente está atado e indefenso. Algunos de ellos se encuentran en algún tipo de situación de castidad forzada, como con una jaula de pene, y no tienen permiso para tocarse hasta el final de la sesión, de modo que consiste más en renunciar al control y a las expectativas. Algunas de estas sesiones de cuckolding y de bisexualidad 'forzada' también incluyen elementos BDSM como las cuerdas, las mordazas, algún juego de impactos como los cachetes o los azotes, pero no todas", enumera Bigdownunder.
5. Tríos
Tener más de una pareja sexual al mismo tiempo es una fantasía popular para hombres y para mujeres, ya estén solteros o en una relación. Hayley Jade dice que los clientes le piden muchas veces hacer tríos con ella y con otra mujer.
"Como les gustan las mujeres, evidentemente, cuantas más haya, mejor para ellos", razona.
En otras ocasiones, el cliente solo quiere mirar sin participar mientras ella practica sexo con otra mujer.
"Muchos hombres ni siquiera necesitan participar. Se quedan satisfechos simplemente viendo a dos mujeres juntas", señala.
6. Extorsión
Cuando Aleta Cai entró en la industria BDSM, dice que aparentaba menos años de los que tenía y que tenía una voz suave, así que los clientes le pedían muchas veces que hiciera el papel de colegiala mientras ellos hacían el de profesores. Ella empezaba en la posición de menos poder, pero luego cambiaban las tornas y empezaba a tomar control sobre los clientes.
"Como incentivo extra, la fantasía requería que 'extorsionara' al cliente. Por ejemplo, le hacía una foto y amenazaba con mandársela a su esposa, algo que nunca llegaba a ocurrir. Solo era para la fantasía".
Aunque ser extorsionados en la vida real suena a pesadilla, en un contexto BDSM puede ser excitante.
"Para el cliente, considero que tiene algo excitante el hecho de ser engañado, de ser puesto en su sitio y de quedarse sin control, pero de forma segura. Son fantasías más bien tabú en nuestra sociedad. Evidentemente, hay muchas películas y escenas sobre estudiantes o secretarios que seducen a sus profesores o superiores, pero en la vida real hay muchas consecuencias que no se dan aquí en la mazmorra", resume Aleta Cai.
Los testimonios han sido editados por motivos de claridad y estilo. (Fuente: Huffingtonpost.es)
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